Artículo del periódico El Nuevo Día
26 de agosto de 2014
12:00 a.m.
Hogar y familia
Hoy sí, mañana no
Evita complacer a los niños en todo, para que se conviertan en adultos capaces de considerar a otros.
Por Camile Roldán Soto / Camile.roldan@gfrmedia.com
Complacerlos siempre -por cansancio, no saber qué hacer o simplemente
querer que estén contentos- es un error que tendrá consecuencias en el
futuro. (Archivo)
La doctora Luisa Collazo Valentín, sicóloga clínica con práctica escolar, explica que corresponde a los padres saber identificar en qué momentos es apropidado darles alternativas.
Presenta como ejemplo la compra de una camiseta para una actividad escolar. El código de vestimenta es el color rosa, pero el niño se empeña en usar violeta. En este caso, el adulto debe aprovechar para invitar al menor a una reflexión de acuerdo a su edad.
“No debe sentir que su gusto está cancelado sino que que puede tener su preferencia y ser particular, pero que también hay contextos a los cuáles responder. Y, en este caso, se trata de una decisión que afecta a otros”, explica la sicóloga. Recomienda decirle al niño frases tales como: “fíjate, está bonita pero la actividad es rosada. En otra ocasión puedes vestir de violeta”.
Otra situación aleccionadora puede ser una salida a cenar. El niñor quiere comer pizza, pero el resto de la familia desea comer criollo. Si el menor, que está aprendiendo a manejar sus emociones, se empeña en imponerse, corresponde al adulto explicar que en otro momento podrán visitar una pizzería, porque esta vez la mayoría optó por otra alternativa.
Perder el control si el niño se pone difícil puede ser una reacción de los padres que -aunque podrían terminar la discusión abruptamente- no le enseñará acerca del manejo adecuado de la situación y de sus propias emociones. El adulto debe aspirar a ser firme sin caer en el juego de las explicaciones interminables o estallar.Por otro lado, complacerlos siempre -por cansancio, no saber qué hacer o simplemente querer que estén contentos- es un error que tendrá consecuencias en el futuro.
Hay que pensar en que ellos crecerán y deberán desenvolverse en diferentes contextos y ambientes sociales. Así es que enseñarles que existen límites es parte de la responsabilidad de los padres para criar futuros adultos que sabrán respetar otros puntos de vista.“Todos, en algún momento, tenemos que ceder. Dejarlos hacer lo que les da la gana sería todo lo contrario a una crianza amorosa porque cuando se encuentren con las reglas fuera del hogar, entonces dirá por qué el mundo es tan malo conmigo”, establece la doctora.
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